07 junio, 2006

La poesía nos une


MARIO BENEDETTI, uruguayo

HOMBRE PRESO QUE MIRA A SU HIJO

Cuando era como vos, me enseñaron los viejos
y también las maestras bodadosas y miopes,
Que libertad o muerte era una redundancia
a quien se le ocurría en un país,
donde los presidentes andaban sin tapanga.

Que la Patria o la tumba era otro pleonasmo
ya que la Patria funcionaba bien
en las canchas y en los pastoreos.

Realmente Botija no sabían un corno,
pobrecitos creian que libertad
era sólo una palabra aguda
que muerte era una palabra grave o llana
que cárcel por suerte una palabra esdrújula,
olvidaban poner el acento en el hombre.

La culpa no era exactamente de ellos,
sino de otros más duros y siniestros
y estos si, ¡Como nos ensartarón!
en la limpia república verbal y como idealizarón
la vidurria de vacas y estancieros
y como nos vendieron un ejercito
que tomaba su mate en los cuarteles.

Uno no siempre hace lo que quiere, uno no siempre puede,
por eso estoy aquí mirandote y hechandote de menos.
Por eso es que no puedo despeinarte el jopo,
ni ayudarte con la tabla del nueve,
ni acribillarte a pelotazos.

Vos sabes bien que tuve que elegir otros juegos
y que los jugué en serio.

Y jugué por ejemplo a "los ladrones"
y los ladrones eran Policias
y jugué por ejemplo a "la escondida"
y si te descubrian te mataban
y jugué a la mancha y era de sangre.

Botija, aunque tengas pocos años
creo que hay que decirte la verdad
para que no la olvides
por eso no te oculto, que me dieron picana
que casí me revientan los riñones.

Todas estas llagas hinchazones y heridas
que tus ojos redondos miran hipnotizados,
son durísimos golpes, son botas en la cara.

¡Demasiado dolor para que te lo oculte,
demasiado suplicio para que se me borre!

Pero también es bueno que conozcas
que tu viejo calló o puteó como un loco,
que es una linda forma de callar.

Que tu viejo olvidó todos los números
(por eso que podía ayudarte en las tablas)
y por lo tanto olvidé todos los teléfonos
y las calles y el color de los ojos
y los cabellos y las cicatrices
y en qué esquína, en qué bar, qué parada, qué casa.

Y acordarme de ti, de tu carita me%

, de tu carita me ayudaba a callar.
Una cosa es morirse de dolor y otra morirse de vergüenza,
por eso ahora me podés preguntar y sobre todo puedo yo responder.

Uno no siempre hace lo que quiere,
pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere.

llora nomás Botija, son macanas, que los hombres no lloran;
aquí lloramos todos, gritamos, chillamos,
moqueamos, berreamos, maldecimos.
Porque es mejor llorar que traicionar,
porque es mejor llorar que traicionarse.
Llora, pero no olvides...

1 comentario:

Sebastián González Mejías dijo...

este es un poema de Bennedetti, poeta uruguayo...